La felicidad y el placer de descifrar lo complejo
“Yo, El Arcaico: (o las inscripciones en la piedra: poesía, cuento, dramaturgia)” es el segundo libro publicado del escritor antofagastino, Fernando Franulic Depix, “en este caso, un típico libro electrónico que se puede bajar y comprar desde La Komuna con K, ahí está alojado”.
Así comienza nuestra conversación con el también columnista del Diario La Quinta, licenciado en Sociología y Magíster en Historia de la Universidad de Chile, con una tesis doctoral que estuvo preparando en París, pero no pudo terminar por razones de salud.
Yo, el arcaíco se concibe después de Linde, un conjunto de 13 relatos publicado también por Del Aire Ediciones, “que en ese caso fue un formato de papel, por lo tanto, es otra la forma de distribución de compra, de acceso al texto”, comenta Fernando.
«Yo, El arcaico podría haber sido el primer libro, por su título, por su contenido de lo primigenio, lo primitivo, etcétera, pero resulta que el primero se llama Linde, que significa límites, linde es un límite, porque en ese texto hay mucha transgresión, hay muchas situaciones extremas, experiencias límites, que vienen de los personajes del cuento”, agrega su autor.
Tu segundo libro publicado reúne varios formatos literarios…
-Hay dos géneros básicos de la literatura: son la poesía lírica y el teatro trágico. Yo el arcaico trae esas dos cosas, o sea, poesía y dramaturgia, aparte de cuentos varios que coleccioné por ahí, es decir, que escribí y que los incluí, y una introducción que plantea sobre todo el tema de la discontinuidad del ser, de la discontinuidad de la persona moral, de la personalidad finalmente y, por qué no, la posibilidad de que todos los días no seamos uno mismo siempre, sino la posibilidad de tener múltiples facetas de ser.
Hay un breve ensayo, prefacio, luego vienen los cuentos, luego viene un conjunto de poesías y poesías bien sentidas por mí del sentido original, como diría María Zambrano, es decir, poesías que tienen que ver con mi infancia, poesías que tienen que ver con mi parte más arcaica, con mi parte más íntima de mi socialización, de mi aprendizaje social para convivir con esta sociedad de consumo y, por último, dos obras de teatro, dos obras dramáticas mejor dicho, que son una muy breve, la segunda es -yo diría- el fuerte de este texto.
Te refieres a “Amor pájaro», cuya trama se desarrolla de una manera distinta a la que estamos acostumbrados…
-En este texto dramático, trágico, la trama no va montando intensidad hasta llegar al clímax y luego el desenlace. En el caso de “Amor Pájaro”, se trata de que hay dos clímax y una meseta: primer acto tiene un clímax particular, después el segundo acto tiene una meseta y el tercer acto es otro clímax.
Es bien intenso ese texto, de su interpretación, de lo que trata de decir, y la idea no es simplificar las cosas. Pienso que la complejidad de las cosas, cuando se resuelven, llega un momento de paz, de armonía y de regocijo.
Te has dedicado a la investigación y las letras, la literatura, desde 2009…
-Y seguiré esa senda. La escritura me produce placer, la escritura para mí es como una especie de remanso, una especie de ensueño, de soñar despierto. Y esa alegría que produce el escribir quisiera traspasarla a la lectora y el lector, que también vive una especie de proceso -podríamos decir- proceso de desciframiento y desde ese desciframiento de lo complejo tiene el ejercicio de leer y de dar un estado de alegría o de felicidad, que cuando sea leído bien el texto y cuando se ha reflexionado a partir del texto, eso le produzca, como digo, felicidad, placer, empatía.